domingo, 1 de julio de 2012

Salvad al soldado gris



En mi más tierna niñez, cuando mis mejillas aún eran sonrojadas y lisas, mi inocencia, la norma y el Equipo A mi referente paterno, amasaba grandes arsenales de plástico, véanse tanques, aviones, infantería y de todas las naciones: la vede oscuro, la verde clara, los grises, algún indio, los normales (1/32), los enanos (1/72) y una curiosa locomotora de la RENFE que arrollaba de vez en cuando a los idiotas que se ponían en las vías. La tienda del todo a 100 y el mercadillo de los jueves eran mi mercado negro de armas y mercenarios particular.

La primera comunión fue uno de los momentos más importantes de mi carrera militar, más de cien marineros saludando marciales a un servidor trajeado de almirante con galones y todo, ¿cómo iba yo a conformarme a ser un simple soldado raso tras mi dilatada experiencia en combate en tantos escenarios tan diferentes y distantes?

Pero entonces llega el día que todo buen veterano teme, te levantas, haces tus tareas, enciendes tu Pentium 166 de la comunión, ejecutas el Command & Conquer y te pones a dirigir el ejército rojo contra las malvadas fuerzas de la democracia, mientras tus progenitores copulan tranquilamente sin temor ya a una escaramuza de exploradores, en busca del soldado gris del mortero, cuyas últimas coordenadas apuntaban su posición, bajo el lecho conyugal...

Pasan los meses y tu PC se escacharra, entonces te vuelves a poner tus galones, preparas el escenario, pero el gran ejército popular escroniano ya no existe, licenciados, abandonados a su suerte, sustituidos por imágenes formadas por píxeles bombardeadas desde un tubo de rayos catódicos, tus fieles lugartenientes y sus hombres que te habrían seguido hasta la muerte ya no están. 

Entonces decides hacerles un último homenaje, encuentras al soldado gris del mortero que te mira, su inexpresiva faz, te observa, cualquier otro ser humano solo vería una tosca figurita de plástico hecha en China hace más de dos décadas, una vieja gloria de la guerra fría, pero tu sabes que es algo más, forma parte de ti, no puedes tirarlo... 

En el fondo sabes que no siente ningún tipo de empatía hacia ti, porque  te odia, lo abandonaste a su suerte, no enviaste un comando de rescate, mientras el era testigo de hechos horrorosos por lo menos una vez a la semana y cuando retorna a la patria, ni desfiles, ni recibimiento con honores o medallas, porque el mundo que conoció ya no existe, el transcurso natural de las cosas se vio truncado por un electrodoméstico y le impidió una muerte digna, enterrado vivo en una maceta o ahogado tras caer por un desagüe y ahora queda condenado a una eternidad solitaria, como muestra de una era que ya no existe en el primer mundo, la infancia "analógica" y libre.


No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...